«Actuemos con conciencia, vivamos conscientemente y las cosas co-
mienzan a cambiar».
Carlos Téllez.
Recordemos que nuestra percepción del mundo es un reflejo de nuestro
estado de conciencia. Seamos o no conscientes de esto, somos en esencia
nuestra conciencia. A partir de ella observamos, pensamos, hablamos,
nos emocionamos y experimentamos la realidad. En suma, vivimos y
experimentamos nuestra existencia.
Adicional a esto, como seres abstractos e inteligentes, nos tornamos más
conscientes de nuestro papel esencial como arquitectos y cocreadores de
nuestra realidad; sin embargo, la percepción que tenemos de nosotros
mismos define el mundo en el cual vivimos, asà como nuestra manera
de responder a él. En este contexto, la ciencia y la tecnologÃa, asociadas
con la inteligencia espiritual, alcanzan su máximo potencial al integrarse
de forma armoniosa hacia originar el bienestar personal y colectivo, para
transformar primordialmente nuestra realidad.
Esto implica vivir más en el presente, con plena conciencia y voluntad,
lo que se traduce en una existencia más ecuánime y auténtica, en la cual
las decisiones y acciones consecuentes provienen de esta Conciencia Su-
perior y Universal, profundamente conectada con su esencia y unidad al
interior nuestro.