"La noche del 22 de agosto de 1933 no fue una más en Cali. A las 7:15 p. m. la ciudad se vio estremecida por un extraordinario suceso: en la calle 12, una de las más céntricas de aquella época, el reconocido periodista y político liberal Jorge Zawadzky dio muerte al joven médico Arturo Mejía Marulanda. Este libro relata, analiza y explica las razones que dieron lugar al trágico hecho, y se enfoca en poner en contexto la cultura del honor y los crímenes pasionales. Matar al seductor de las esposas o de las hijas era una obligación, no una opción. Fue lo que vivió Zawadzky. El tiempo que dejó pasar para efectuar su venganza solo sirvió para aumentar el rumor y el cotilleo que tanto lo atormentaban. Especialmente porque siempre lo nombraban como débil y cornudo. Finalmente, el revólver que cargaba en el bolsillo de su saco fue activado y, como si se hubiera liberado de un gran peso, ensimismado, esperó junto al cadáver de su enemigo el arribo de las autoridades.
El juicio, llevado a cabo en Bogotá, fue uno de los más sonados de la primera mitad del siglo XX. Cada mañana los periódicos nacionales y regionales informaban los pormenores de las sesiones. Pocas veces la sala del Tribunal se vio tan concurrida. Tanto por la importancia de los implicados y el asunto que lo motivaba, como por los pergaminos de los juristas que llevaron a cabo la defensa de Zawadzky, el juicio fue una especie de obra de teatro, evento social y cátedra de derecho. Jorge Eliécer Gaitán, la principal estrella, mostró en este juicio su sagacidad y genialidad retórica. El juicio a Zawadzky quedó inscrito en la historia del derecho penal colombiano por haber incorporado la ciencia psiquiátrica de manera definitiva. El fallo del jurado, más que apoyarse en el inesperado y exótico razonamiento de los galenos, reconoció la inevitabilidad del resultado sangriento en los agravios al honor masculino.
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