La prueba de los amigos. Félix Lope de Vega
Fragmento de la obra
Jornada primera
(Entren Fabio, Fabricio, Tancredo, Fulgencio y otros, de acompañamiento, y Feliciano, con un luto; y detrás de todos Galindo, lacayo, con otro luto a lo gracioso.)
Fabio: Téngale Dios en el cielo,
que, juzgando por sus obras,
mejor padre, muerto, cobras
que le perdiste en el suelo;
tales fueron sus costumbres,
que pienso que, desde aquí,
le puedes ver como allí
se ven las celestes lumbres.
Fulgencio: En mi vida supe yo
dar un pésame, Tancredo.
Tancredo: No me dio cosa más miedo,
ni más vergüenza me dio.
¿Cómo diré que, en rigor,
de consuelo le aproveche:
"¿Vuesa merced le deseche
por otro padre mejor?"
Fulgencio: Eso fuera desatino;
óyeme e imita luego.
Tancredo: ¿En fin, vas?
Fulgencio: Temblando llego.
Como el gran padre divino
lo es de todos inmortal,
consuelo podéis tener,
que os ha de favorecer,
Feliciano, en tanto mal;
su falta se recupera
con poneros en su mano.
Fabricio: No es posible Feliciano
que en vos Everardo muera,
quedando tan vivo en vos,
que sois su traslado cierto;
pero guárdeos Dios, y al muerto
téngale en su gloria Dios.