Los cibercrímenes son los delitos de hoy y del futuro, y quizá la fenomenología criminal más interesante del "nuevo derecho penal". Su eclosión obedece a la natural interacción presente en una sociedad postindustrial altamente mediática y comunicativa, que ha visto transformadas todas sus costumbres sociales, económicas, políticas y financieras, etcétera, en los últimos treinta años. Economía digital, reglas de comercio electrónico, infraestructuras críticas, sistemas de producción virtual, comunicación virtual, sistemas financieros en línea (PhoneBanking, Mobile-Banking, banca virtual, monederos en línea, etcétera1), internet de las cosas y tecnología portable son pocos ejemplos de las nuevas figuras que
rigen las relaciones globales.
El mundo conocido viene cambiando su estructura analógica por una digital que tiene lugar en el deslocalizado ciberespacio, esto es, una realidad simulada e implementada dentro de los computadores y las redes digitales de todo el mundo o un espacio de naturaleza virtual que nace a partir del empleo de herramientas tecnológicas2. Como lo señala Castells