"Un hombre −unos 35 años, barba oscura− sale de un departamento, cierra con toda suavidad la puerta y se asegura de que no pueda ser abierta desde fuera. La puerta es de roble con triple cerradura, el picaporte no cede. Sobre la mirilla de bronce puede leerse 10 H. La acción transcurre un sábado a la madrugada en el Upper West Side, New York, NY. No hay espectadores a la vista. El hombre, Agustín Palant, es argentino, escritor, y acaba de matar a una mujer. En la llamada realidad, no en el escurridizo y ambiguo terreno de la ficción". Así comienza esta original y cautivante novela de Luisa Valenzuela, que trueca las reglas del juego y del género y avanza en búsqueda no del quién o el cómo, sino del motivo del crimen.
Novela negra con argentinos ensambla los elementos que generan una ficción y los modos diversos −históricos, sexuales, biográficos− que la lectura incorpora mientras los acontecimientos están ocurriendo.