Soy un voyeur. Eso quiere decir que me gusta mirar, y en mi oficio eso es una bendición.
Soy uno de los propietarios del Club Juegos Prohibidos, y me siento cómodo manteniéndome al margen. Es lo que se me da bien: trabajo mejor solo.
Pero un día me topo con una aplicación para ver a mujeres a través de una cámara, y me encuentro contemplando a la única persona a la que no debería mirar: mi hermanastra.
Esto supone tres grandes problemas: uno, Mia y yo no nos soportamos; dos, ella no tiene ni idea de que yo soy el hombre que está al otro lado de la pantalla, y tres, me estoy enganchando a la aplicación… y a ella.
Mia me hace desear algo que me juré que no volvería a hacer: abrirme y conectar con alguien emocionalmente. Me estoy enamorando de ella, pero ella se está enamorando del hombre misterioso que pretendo ser.
Si quiero que todo salga bien, voy a tener que hacer algo más que mirar.
Pero ¿hasta dónde seré capaz de llegar para seguir contemplándola?