La imagen que nos formamos de Europa en nuestros dĂas surge de un largo y contrapuntĂstico intercambio sobre todo de las herencias romana y griega, en el que son definitivas las ideas que a travĂ©s de los siglos nos hemos ido forjando de estos lugares y que, en el caso, de Roma, han dejado como huellas sobre nuestro presente importantes contribuciones en literatura y filosofĂa, en arquitectura y en retĂłtica, en la lengua y el derecho.
En Roma el derecho deviebne por primera vez un sistema articulado de principios que hunde sus raĂces en los avances de la retĂłrica griega, para convertirse mediante su articulaciĂłn y difusiĂłn europea en la base de la mayor parte de los sistemas legislativos de occidente.
La perduraciĂłn de mentalidades y conceptos que hasta bien entrado nuestro siglosiguen catacterizando nuestra vida, como la relaciĂłn de los roles hombre/mujer, con especial interĂ©s por la situaciĂłn de la mujer romana; la estructura jerĂĄrquica de la familia y la moral de pareja o las reglas del llamado cĂłdigo de honor que regĂan el adulterio y el homicidio honoris causa, muestran la necesidad de un despliegue de las bases histĂłricas y conceptuales sobre las que nacieron estas estructuras, mĂĄs allĂĄ de su valoraciĂłn histĂłtica y moral. El ensayo se centra en el anĂĄlisis del desarrollo y los lĂmites de la cultura romana, los pormenores de su fĂ©rtil y duradera influencia, asĂ como la vitalidad que las ideas y formas creadas en Roma poseen en la actualidad para ilustrar, en un momento de crisis de los grandes sistemas jurĂdicos, la formulaciĂłn de un futuro derecho comĂșn europeo.