Esta es la historia de una mujer mal casada, de su marido mediocre, de sus amantes egoĂstas y vanidosos, de sus sueños, de sus fantasĂas, de su muerte. Es la historia de una provincia burguesa, estrecha y devota. Es tambiĂ©n la historia de la novela francesa. No habĂa nada en este cuadro que escandalizara a la sociedad burguesa. Pero, inexorable como tragedia, extravagante como drama, mordaz como comedia, el libro se habĂa dotado de un arma formidable: el estilo. Por este verdadero crimen, Flaubert se encontrĂł ante los tribunales. Ninguna novela es inocente: Ă©sta menos que ninguna. Leer Madame Bovary en el siglo XXI es enfrentarse al escĂĄndalo que representa una obra tan sincera como convincente. Flaubert vertiĂł en cada una de sus frases una dosis del arsĂ©nico que envenena a Emma Bovary: se trata de un libro ofensivo, corrosivo, cuya ironĂa ofende todos nuestros valores, y a la propia literatura, que nunca se ha recuperado del todo.