El protagonista de Mala suerte si ando solo comparte con el lector la evocación de su vida azarosa. No es una vida cualquiera: desde chico ha vivido al margen de la ley y hoy, a sus setenta años, se encuentra solo con sus recuerdos. No se queja, sabe que él mismo cosechó lo que ha sembrado: no tener a nadie que lo quiera ni a quien querer.
Narra con mirada escĂ©ptica el mundo del que fue partĂcipe: mujeres, excesos, asesinatos, pero tambiĂ©n amores, alianzas y muy pocos amigos. No cualquier persona se define como un verdadero delincuente, pero nuestro personaje lo hace: Lo que abunda en estos pagos es el oficio de delincuente, pero la profesiĂłn de delincuente escasea. Y explica con habilidad esa diferencia. Se trata de un hombre inteligente y bien parecido que proviene de un barrio humilde donde sobrevive el mĂĄs fuerte, y que siempre fue consciente a dĂłnde querĂa llegar y de quĂ© modo lo conseguirĂa.
Con la palabra justa, sin regodeos ni desmesuras, Rogelio Alaniz cuenta las memorias de este hombre del hampa, que se ha hecho a sĂ mismo con valentĂa pero sin escrĂșpulos.