La obra da un visión conjunta del pensamiento de J. G. Fichte en su substantividad propia, prescindiendo de la interpretaciones epocales de la modernidad filosófica (neokantiana, heideggerianas o posmodernas), igualmente deudoras del historicismo hegeliano. La filosfía de Fichte se caracteriza por un rigor analítico extremo en el ámbito de la fundamentación, que se acentúa hasta el punto de crear el nuevo lenguaje filosófico que hablarán sus sucesores.