Escribir poesía implica siempre abrirse a lo desconocido. Encontrarse en cada verso y mostrarse allí.
En este poemario, Lara Passerini deja fluir los sentimientos y las emociones que la embargan en su juventud latente. Alumbra con colores las imágenes, y los sentidos se envuelven en un ir y venir de sensaciones, de sabores, de sonidos, en donde se descubre la pluma de la autora, su resiliencia y su fortaleza.
Al recorrer las páginas encontramos la originalidad de darle a cada poema un doble matiz: El lado A y el lado B. Allí queda plasmado el desconcierto, la duda, la vida —inmarcesible—, que aflora, se contradice y constituye la esencia.