Desde su inicio esta novela de Alberto Blest Gana muestra su estilo realista y expone los conflictos de Martín Rivas, recién llegado a Santiago de Chile con la intención de abrirse mundo.
A principios del mes de julio de 1850, atravesaba la puerta de la calle de una hermosa casa de Santiago un joven de veintidós a veintitrés años.
Su traje y sus maneras estaban muy distantes de asemejarse a las maneras y al traje de nuestros elegantes de la capital. Todo en aquel joven revelaba al provinciano que viene por primera vez a Santiago. Sus pantalones negros embotinados por medio de anchas trabillas de becerro, a la usanza de los años de 1842 y 43; su levita de mangas cortas y angostas; su chaleco de raso negro con grandes picos abiertos, formando un ángulo agudo, cuya bisectriz era la línea que marca la tapa del pantalón; su sombrero de extraña forma y sus botines, abrochados sobre los tobillos por medio de cordones negros, componían un traje que recordaba antiguas modas, que solo los provincianos hacen ver de tiempo en tiempo por las calles de la capital.
La trama de Martín Rivas es muy intrincada, contiene deseos, ambición, diferencias de clase, intrigas políticas y malentendidos que convierten su vida de Martín en una carrera épica por el reconocimiento social y el amor.