Observar de cerca la magnitud y profundidad de nuestra humanidad representa, aun en tiempos complejos, una ventana de esperanza. ¿Cómo hemos llegado, como especie, a ser tan diversos y complejos? ¿Por qué ayudamos a los demás sin esperar nada a cambio? ¿Cuál es la llama que mantiene encendida nuestra humanidad? El estudio científico de la prosocialidad y las normas sociales durante las últimas décadas ha detonado la exploración de fenómenos sobre la acción colectiva, sobre las decisiones y comportamientos que se dan y se transmiten a través de estructuras sociales. La clave del cambio está entonces en la pregunta por lo que nos une.