La selva marca la pauta: las mujeres deben parir y criar a sus hijos para volverlos el alimento de la selva. Y la selva es "un dios hambriento como todos los dioses del mundo". Quienes viven en las inmediaciones de ese ente insondable, aceptan le pacto: el tributo es el costo de sobrevivir. Elaine Vilar evoca a Medea para plantear un universo implacable en el que las mujeres pueden dar vida, pero el mundo externo las devora. ÂżAcaso la naturaleza tiene una nociĂłn de justicia? Esta magnĂfica obra es una alegorĂa sobre eso y sobre la maternidad y los cuerpos de la mujer. TambiĂŠn lo es sobre los ritos y la cosmogonĂa selvĂĄtica. Terror polifĂłnico, una escritura salvaje que esconde la puerta indetectable del miedo. Cada paso, cada pisada, se escucha en este libro. Y hay tantas selvas como miedos.