Un paĂs imaginario habitado por personajes germĂĄnicos o centroeuropeos. Una crisis institucional mayor: es asesinado el viejo dictador Gesenius. La sorpresa del lector es temprana, porque el nuevo dictador dispone que la indagaciĂłn del crimen la realice precisamente la persona acusada de haber matado a Gesenius⊠Ese investigador, FĂ©lix Greitz, es un intelectual, admirador de Shakespeare y de los cuentos policiales de Chesterton, y (segĂșn cree Ă©l mismo) un magnicida justificado por su oposiciĂłn a la polĂtica de alianzas internacionales del gobierno.
Tras ese primer capĂtulo, el investigador-acusado recorre y descarta distintas hipĂłtesis a lo largo de toda la novela. Ese camino culmina con un hallazgo final incomunicable.
En la geografĂa y los nombres imaginarios, el lector argentino puede descubrir referencias a ciudades o movimientos polĂticos propios, y en ese ida y vuelta aparecen preocupaciones de toda la vida de Peyrou acerca de la relaciĂłn entre el poder y las personas. Tal como sostuvo Anderson Imbert sobre esta primera novela âpublicada no sin valentĂa en 1948â, se trata de un relato construido, a la manera de Borges, con espejos que multiplican el espacio.