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El mártir de Madrid

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El mártir de Madrid. Antonio Mira de Amescua

Fragmento de la obra

Jornada primera

(Sale don Álvaro tras Pedro con su báculo, y don Fernando.)

Álvaro: ¡Vive Dios, que has de morir

a mis manos!

Pedro: ¡Hoy me abrasa

el furor! Has de advertir

que ya mi obediencia pasa

los términos del sufrir.

Si tienes de padre el celo,

mira que no hay en el suelo

a quien agravios consienta,

y te escribiré en la cuenta

de las venganzas del duelo.

Palos la muerte vengó

y estoy por matarte aquí,

porque quien mi afrenta vio

dirá que los recibí,

pero no quien me los dio.

Fernando: Padre, el enojo suspende.

Hermano, si nunca ofende

un padre cuando castiga,

¿qué loca furia te obliga?

Pedro: Es la que mi honor defiende.

Tan bárbaro enojo y rabia

no es de padre, y siempre entienda

su experiencia poca sabia,

que con palabras enmienda

y con las obras agravia.

A solo reprehender

llega de un padre el poder;

y pues le viene a faltar

fuerza para castigar,

castiga para ofender.

Fernando: No han sido ésos los intentos

de nuestro padre.