Estos Relatos nos cuentan, básicamente, una peregrinación a pie por regiones de Rusia y Siberia. Pero ese peregrinar es a su vez una búsqueda. El personaje central inicia una vía de aprendizaje: busca conocer los secretos de la oración interior y permanente, por la invocación del nombre santo de Jesús. Como todo caminante de la Fe (y cada uno de nosotros, los creyentes, lo somos) cree saber lo que busca, pero desconoce lo que ha de hallar, que siempre, por los dones de la Gracia, será infinitamente superior a lo esperado.
Jamás sabremos el nombre de nuestro literario compañero de ruta, y apenas tenemos noticias del trayecto real de este libro, llegado a Occidente hace exactamente un siglo, para quedarse como obra fundamental de ascesis y crecimiento espiritual. Con elementos de una novela de aventuras (hay tormentas, una caída al agua tras el quiebre del hielo, ataques de bandidos y de un lobo, una muchacha que huye de un matrimonio por conveniencia, un príncipe mendigo, curaciones prodigiosas y más), estas páginas son en verdad una metáfora: la del humano que yerra buscando la esencia de su existir y de los dones divinos, y aprende de él mismo y de los otros los secretos que Alguien desperdigó en los seres y las cosas, como un acertijo que tiene como premio el bien más preciado al que pueda aspirarse: nuestra Salvación.
"Caminé y caminé. Recorrí muchos pueblos... La oración espontánea
y automática del corazón fue mi consuelo durante todo el camino. Nunca cesó de confortarme, aunque en grados diversos. Jamás y en ningún sitio me ha dado tedio. Nada ha podido disminuirla. Si trabajo, la oración actúa automáticamente en mi corazón y el trabajo avanza más alerta. Si escucho o leo algo con atención, la oración no se interrumpe y siento las dos acciones actuar conjuntamente, como si me hubiera duplicado, o como si en mi alma se hubieran transvasado
dos almas. ¡Dios mío, cuán misterioso es el hombre!
Con este libro aprenderá sobre esta aventura de la fe.
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