Kika, una joven quiteña sumida en los dilemas propios de la adolescencia, entretiene su tiempo libre con el hobbie de diseñar y ejecutar, con sus amigos, pequeños actos vandálicos de rebelión simbólica. Un buen día se ve envuelta en el centro de una conspiración secreta que gira en torno a un antiguo crimen artístico y en la que ella, por petición de su padre, debe convertirse en la pieza clave que desentrañará el misterio de la desaparición del mural de Camilo Egas y restituirá los errores del pasado.