El sanatorio

Del sanatorio nadie puede salir. A sus habitantes se les inocula en su voluntad la inacción y la aceptación de los males que asolan al Estado. Los callados, liderados por un grupo de pensadores inconformistas, deciden luchar contra la masa manipulada que encarna la homogeneización de las ideas, masa en la que impera el miedo a rebelarse y se denuncia al discrepante.

El sanatorio como alegoría de una civilización enferma, derrotada, amedrentada por el dominio de poderes que han hecho de la acusación al otro su razón de ser. En esta utopía negativa se nos coloca un espejo. Reconocemos de inmediato los males que aquejan al mundo.

Es la Europa que denuncia Nuria Amat, la dominada por un nuevo autoritarismo insidioso, de baja intensidad, que promueve procesos de ruptura con la realidad mediante nuevas formas de exclusión, políticos falsarios y el triunfo de las identidades colectivas sobre las individuales.

Estamos ante una obra singular en la tradición de las novelas de ideas que muestran e intensifican lo real. Ficción de ideas y de furia en defensa de la república de las letras, en las que transitan las voces de Robert Walser, Marguerite Duras, Thomas Bernhard o Gustave Flaubert, entre otras.

Voces que, siendo parte de nuestro legado, se nos muestran como demiurgos: nos hablan de nuestros males presentes y futuros.

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Lächelnde Frau, die aus einem Zugfenster schaut, Kopfhörer trägt und ihr Telefon hält

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