Estas pĂĄginas guardan cuentĂnimos que pretendĂan divertir al lector dominical de periĂłdicos, aunque Gabriel Zaid los elogiara como fĂĄbulas que, al desmitificar a la historia y a los historiadores, podrĂan servir como Ăștil argumento contra la infinidad de pretenciosos que creen saberlo todo e injustos que siempre tienen que tener la razĂłn. Fueron escritos para lectura efĂmera, aunque me consta que no pocos familiares, muchos amigos, un buen nĂșmero de desconocidos y por lo menos dos taxistas recortaban estos artĂculos con el afĂĄn de conservarlos. Con eso y a sugerencia de Carlos MonsivĂĄis, Espejo de historias queda ahora en forma de libro junto con otros reflejos donde intentĂ© seguir la conjugaciĂłn entre la supuesta objetividad de la realidad con la encantadora subjetividad de los sueños.
Jorge F. HernĂĄndez