Este libro es el resultado de varios años de docencia en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de Buenos Aires, dedicados a la enseñanza de las distintas ramas de la Física que tienen relación con el quehacer arquitectónico y el diseño. Pero todo libro es una síntesis de largos años de estudio, investigación y numerosas experiencias enseñando y aprendiendo, lo que luego se condensará en una reducida cantidad de hojas. Y al margen de la vocación de escribir, suele haber algún disparador que genera la idea de abocarse a un tema en particular, por encima de tantos otros que rondan la mente. En este caso particular se han conjugado algunos factores significativos para decidirme a escribir las páginas que siguen. Por un lado, no existe una bibliografía que siga estrictamente los temarios programáticos que se enseñan en la FADU, y que responden básicamente a proveer al estudiante de los conocimientos necesarios elementales, que luego deberá aplicar y usar en el desarrollo del aprendizaje de los sistemas de instalaciones de un edificio. Por otra parte, los libros tradicionales de física no apuntan, como es deseable en esta instancia, a ilustrar los conceptos con casos de aplicación en el campo arquitectónico o del diseño en general. Por ello, y sin abrir juicio sobre los méritos que puedan contener las páginas de este libro, tarea que quedará para los lectores y los críticos, se destaca la propuesta de ver desde un ángulo distinto del tradicional, la enseñanza de la Física elemental dirigida en este caso, a los diseñadores. Pero también existen otros factores significativos y desencadenantes, que dan lugar a la aparición de una obra escrita. En el caso de este libro lo fue sin dudas la disponibilidad de contar con la ayuda de muchos otros, entre los que destaco a los Profesores Tomás Jaliquias, Guillermo Gini y Jorge Blumenfarb, que han contribuido a gestar este trabajo, destacando especialmente el aporte del Arq. Juan Gil en el capítulo sobre Uso racional de la Energía, ya que los conceptos allí vertidos son en gran medida de su autoría. Todos ellos han sido generosos conmigo, y partícipes ineludibles y eficaces en la elaboración de material que pusieron a mi disposición, junto a sus atendibles sugerencias y reflexiones. Me disculpo con aquellos que también han contribuido a mi trabajo y que por un pecado de memoria infiel, no se mencionan taxativamente