He tratado en este libro de comunicar algo sobre el transcurso y la forma de la vida de Agustín. No solo vivió Agustín en una época de rápido y dramático cambio, sino que él mismo estaba constantemente cambiando. El historiador de la decadencia del Imperio Romano puede seguir a través de su vida las evoluciones que llevaran a Agustín del muchacho de escuela, llorando sobre la vieja historia de Dido y Eneas en una provincia segura, al fin de su vida como obispo católico de un puerto del norte de África, que fue bloqueado por las bandas guerreras de una tribu que había llegado recientemente del sur de Suecia. Escribiendo, actuando, influyendo sobre un número cada vez mayor de hombres, ayudara a precipitar cambios en el mundo que le rodeaba, que no era menos precipitado que sus propias transformaciones interiores. Quedaría más que satisfecho si he dado una idea sobre la forma tan aguda de sucederse estos cambios y si de esta forma he animado a otros a que crean que es posible vislumbrar una figura en un pasado tan distante.