Hacia el final de la película 9 Teorema, el personaje del padre experimenta una crisis profunda que embiste su cuerpo y su espíritu, sus creencias, sus formas de actuar. Ha sido sin duda el encuentro con el huésped lo que ha alterado su vida, pero al reconocerse distinto, podríamos decir en cuerpo, sexo y alma, el padre hace un acto con el que sintetiza todo lo anterior: regalar la fábrica a sus obreros. Abandona entonces, para siempre, su trabajo, su casa, su familia, y la decisión que toma y nos muestra es la de irse lejos, por tierras desoladas. Pero antes de hacerlo, antes de abandonar el mundo que conoce y que es el del capitalismo burgués, vemos al padre en la estación de Milán. Allí se quita la ropa, la deja caer al suelo. Todavía antes, se deja atraer por las miradas de los chicos que merodean por ese lugar. Los mira, los sigue allá donde lo prohibido no muestra imágenes ni se deja ver, pero donde sabemos que se consuma lo ilícito.