El verdadero aprendizaje se obtiene de la vivencia, y la labor pedagógica consiste en proporcionar vivencias y dar afecto a nuestros niños. El juego es una forma íntima de vivencia, la más grata para la configuración del ser. Cuando el juego pone en marcha los mecanismos psíquicos de la creatividad, se convierte, de forma sencilla y natural, en motor de crecimiento. El crecimiento incluye los desarrollos psíquico, físico y espiritual; de ahí la razón de reconocer en los juegos el tesoro de la educación. En el lenguaje y en la literatura, su práctica se hace tan indispensable como el entrenamiento para los deportistas. Este libro contiene un método eficaz que hace de la enseñanza de la Literatura un juego divertido y productivo.