Mantengo separados mis dos mundos.
En el trabajo, soy el rey de Wall Street. Los millonarios de Manhattan acuden a mà para ganar todavÃa más dinero. Hacen lo que yo les digo, porque siempre tengo razón. Soy astuto, exigente, y algunos dicen que despiadado.
En casa, soy un padre soltero que trata de conseguir que su hija de catorce años siga siendo una niña el mayor tiempo posible. Pero ella no quiere hacer nada de lo que le digo, y nada de lo que le sugiero le parece bien.
Pero cuando Harper Jayne entró a trabajar en mi empresa, las barreras entre mis dos mundos empezaron a desdibujarse por su culpa; es la mujer más irritante con la que he trabajado nunca.
No me gusta la forma en que se inclina sobre la fotocopiadora, hace que me vuelva loco. Odio la forma en que se muestra ansiosa por hacer un buen trabajo,
porque eso me excita. Y no soporto la forma en que se recoge el pelo, dejando a la vista su largo cuello, porque me dan ganas de desnudarla, ponerla sobre mi
escritorio y deslizar la lengua por todo su cuerpo.
Si mis dos mundos van a colisionar uno contra otro, Harper Jayne tendrá que aprender que soy el jefe tanto en la oficina como en el dormitorio…