El palestino Nawjan Darwish firma un poemario de profunda sensibilidad poética, poder, ingenio y autocuestionamiento existencial
La poesĂa de Nawjan Darwish es ajena a todo patetismo y autocompasiĂłn, y estĂĄ, por el contrario, provista de ironĂa, humor y una conmovedora familiaridad con todo lo que nombra. El poeta explora una eternidad permanentemente despedazada, como si hubiese un dios subyacente, no nombrado, que se complaciera en hilvanarnos sufrimientos y desgracias.
RaĂșl Zurita firma el prĂłlogo de este poemario compuesto por siete partes, todas ella atravesadas por personajes exhaustos en infinidad de cruces. Expulsados de su tierra ancestral, permanentemente sitiados y perseguidos, hacen ver al lector que, en esta tierra de vĂctimas y victimarios, de desplazados y desaparecidos, todos los demĂĄs somos sobrevivientes.