México y España afrontan a comienzos de 2016 retos importantes. En ambos países, el desarrollo económico debe ir acompañado de una mejor distribución del ingreso, de mayor equidad social, de unas relaciones internacionales más equilibradas y de un aumento de la transparencia en el funcionamiento de las instituciones para alcanzar Estados de Derecho dignos de tal nombre. Los datos indican que México y España ocupan en este comienzo del siglo xxi un lugar estratégico en el escenario occidental atlántico. Los historiadores recordamos, además, que conviene revisar la historia de unas relaciones construidas a través de los siglos, comprobando dónde hubo oportunidades y dónde estrangulamientos, para ser capaces de vislumbrar con mayor libertad sus respectivos futuros.