Para la Ă©poca, parece una cuestiĂłn de rutina. Fausto TamerlĂĄn, el implacable magnate inmobiliario, ha sido secuestrado por Montoneros, y familiares y ejecutivos de la empresa esperan las demandas de los secuestradores. Pero con Ă©stas llega el estupor: ademĂĄs del dinero del rescate, Montoneros exige que se ponga un busto de Eva PerĂłn en cada oficina de la empresa. Nada menos que 92 bustos. ÂżQuiĂ©n serĂĄ el encargado de conseguir semejante cantidad, y en el menor lapso posible? Nada menos que Ernesto MarronĂ©, jefe de compras, ejecutivo efectivo y leal. O al menos eso parecĂa. Los dĂas siguientes nos harĂĄn â y le harĂĄn - descubrir nuevas facetas de su personalidad. Ya no serĂĄ MarronĂ© de TamerlĂĄn e hijos, sino MarronĂ© de ÂżMontoneros? En esa singular mudanza, que comienza como una serie de malentendidos, hay tanta casualidad como destino. MarronĂ© descubrirĂĄ un mundo de polĂtica y pasiĂłn, que tan poco se parece a su vida anterior, basada en la conformidad y el acomodo constante, apoyada por libros de management y autoayuda como Don Quijote, el ejecutivo andante, que marcaron un camino que ahora parece quedar en suspenso. Mientras, los dĂas pasan y la vida del señor TamerlĂĄn pende de un hilo; mientras, la Argentina supone que estĂĄ inmersa en la peor violencia. Y no es asĂ: todavĂa no ha comenzado la dictadura. Lo peor estĂĄ por venir.
La aventura de los bustos de Eva es un autĂ©ntico prodigio narrativo. Una novela que restituye la potencia, la voracidad y la locura de los setenta, y que al mismo tiempo evita los clichĂ©s sobre la Ă©poca. Sin caer en la parodia fĂĄcil, con ironĂa y lucidez, con una escritura deslumbrante, Gamerro demuestra, una vez mĂĄs, que es un maestro en el arte de cruzar y potenciar literatura y polĂtica.