Este trabajo presenta de manera ejemplar lo fructífero que puede resultar el diálogo entre filosofía y arte cuando se le aborda desde una perspectiva situada justamente, como su título lo indica, en el umbral. Esto es, cuando en lugar de preguntarse qué puede decirnos la filosofía acerca de la experiencia del arte, se nos muestra más bien cómo el pensamiento filosófico y la obra de arte son dos modos distintos de figurar, dos maneras distintas de tocar el sentido y ponerlo en infinita circulación. A partir de una aproximación a las obras de tres artistas colombianos contemporáneos ―Treno (canto fúnebre) de Clemencia Echeverri, A flor de piel de Doris Salcedo y Aliento de Óscar Muñoz―, Juan Diego Pérez propone un recorrido detenido por la obra filosófica de Jean-Luc Nancy. El punto de partida: la difícil reflexión sobre duelo y representación ―la representación como figura del duelo, el duelo como la figura misma de la representación― y el modo como en ella se articulan algunos de los ejes centrales del pensamiento de Nancy. Del tacto a la memoria de lo inmemorial, de lo inmemorial al límite mismo de la figuración, y del límite a su abertura infinita, cada una de las obras expuestas, contempladas y retratadas por la atenta mirada de Pérez, se muestra a través del paciente trabajo de escritura como uno de las posibles constelaciones en las que el pensamiento de Nancy se pliega, despliega y repliega nuevamente en el incesante encuentro fortuito entre arte y filosofía. En el proceso, Pérez nos enseña cómo en lo que las obras dicen, y cómo también en lo que ellas saben callar, la filosofía aprende a escuchar la retirada del sentido; cómo aprende, pues, a ser ella misma también figura de duelo.
María del Rosario Acosta, DePaul University.