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Tragacanto

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La ciudad es uno de los temas mĂĄs recurrentes de la literatura. Es interminable la lista de autores que con lenguaje retĂłrico o directo se refieren al ambiente citadino. Siempre que el poeta habla de la ciudad se traspola, se convierte en ella. Lo mismo le sucede a Alejandro Zapa, nativo del D.F., pero adoptado por Tlaquepaque.

Los personajes de Zapa son ciudad: "Entonces tus nalgas / son calle en doble sentido". Cada personaje es la partitura de una melodĂ­a estridente, ejecutada mĂĄs para la provocaciĂłn y el espanto que para la armonĂ­a. La cuidad no es armoniosa, es rĂ­tmica, y los diferentes gĂŠneros van armando el rompecabezas. "En verdad te digo / que este rap espanta / como los demonios / que duermen bajo cama".

El poeta, en "Tragacanto", es un ser existencialista, irĂłnico y desencajado. No denuncia la decadencia, la anuncia. Los cantos infantiles adquieren importancia, porque a travĂŠs de ellos el poeta se mofa. SĂłlo desde la infancia se puede cantar con singular malicia. "Ocho ya soy un teporocho / nueve sin embargo se mueve / diez intĂŠntolo otra vez".El poeta reconoce que los poemas estĂĄn olvidados en la cotidianidad, no hay nada que pueda rescatarlos, murieron en la total indiferencia: "Ha de ser el papel mojado / No, es el poema / con varios dĂ­as de muerto".