ÂĄSĂĄlvese quien pueda! PodrĂa haberse elegido ese tĂtulo, porque lo que este libro ofrece es la imagen de algunos grandes nombres de la Literatura, como Quevedo o Valle-InclĂĄn, que fueron capaces de lo mejor y de lo peor. Veamos, por ejemplo, la empatĂa de Quevedo hacia GĂłngora:
Yo te untaré mis versos con tocino
porque no me los muerdas, Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla,
docto en pullas, cual mozo de camino;
apenas hombre, sacerdote indino,
que aprendiste sin christus la cartilla;
hecho carnero en CĂłrdoba y Sevilla,
y bufĂłn en la Corte a lo divino.
ÂżPor quĂ© censuras tĂș la lengua griega
siendo sĂłlo rabĂ de la judĂa,
cosa que tu nariz aun no lo niega?
No escribas versos mĂĄs, por vida mĂa;
que aun aquesto de escribas se te pega,
pues tienes de sayĂłn la rebeldĂa.
ÂżNo se lo habĂamos dicho?
El lector, por tanto, se encontrarĂĄ en este libro con parodias eruditas, poemas y micropiezas teatrales de escritores y no escritores, todo ello con una exposiciĂłn ingeniosa y ĂĄgil. Y es que Enrique Gallud Jardiel, fiel a su estilo humano y cĂłmico, divulga entreteniendo, segĂșn preceptuaron los clĂĄsicos; puesto que tambiĂ©n es fiel a la concepciĂłn del mundo de Gallud que el humor es el mejor antĂdoto contra todas las broncas: al fin y al cabo, nadie es capaz de pelearse en el clĂmax de una carcajada.