El diseño estructural, al ser parte inseparable del diseño arquitectónico de la obra, surge desde el mismo momento de la concepción de los espacios, de modo tal que al ir definiendo cada uno de ellos, podremos, a su vez, ir determinando los elementos estructurales que la conforman. Cuando proyectamos la estructura en hormigón armado, debemos tomar en cuenta las características del mismo. En nuestro medio, es el material estructural más utilizado, por razones económicas y tecnológicas. Una vez trazado el esquema estructural, que representa la propuesta, se predimesiona cada uno de los elementos, es decir pre fijamos las dimensiones (ya que el peso propio es una de las cargas principales a considerar), no solo en función de la resistencia requerida, sino considerando además las necesidades formales y funcionales del proyecto global del edificio. A partir de aquí, y una vez consolidado tanto el proyecto arquitectónico como el estructural, determinaremos las cargas reales que debe soportar, para luego calcular las solicitaciones y finalmente dimensionar la armadura de cada una de las piezas que componen la estructura, verificando el rendimiento.