Doña Luz (1879) es la quinta novela del autor, publicada por primera vez en la Revista Contemporánea entre noviembre de 1878 y marzo de 1879. Aquí se relata la historia de una joven huérfana, hija de un marqués, cuya belleza y honestidad le ganan las simpatías de la gente y los corazones de diversos pretendientes.
Luz es educada por su padre, el marqués de Villafría, su madre —una mujer de dudosa procedencia— muere cuando ella tiene dos años. A pesar de pertenecer a la alta sociedad de Madrid, su padre y ella deciden mudarse a Andalucía.
Una vez instalados en Villafría, el marqués, que está arruinado, muere. Previo al deceso, deja a don Acisclo —administrador familiar— a cargo de Luz. Pasado el tiempo, la joven se convierte en una mujer educada y sin planes de matrimonio. Pero todo cambia cuando conoce al fraile dominico Enrique y al militar don Jaime Pimentel.
Como también ocurre en Pepita Jiménez, Valera vuelve a plantear el antagonismo entre amor humano y amor divino, pero esta vez, con un final trágico. En Doña Luz se muestra la imposibilidad de la armonía en el amor, entre la carne y el espíritu, y la única solución a este conflicto es aquí el platonismo místico.
Las novelas de Valera están protagonizadas por personajes femeninos, libres e independientes, con un amor apasionado y una firme decisión de conquista y poder sobre los hombres. En muchos casos, como pasa en Doña Luz, aspiran a un ideal y son víctimas de este deseo imposible.
Como en Pepita Jiménez, en Doña Luz y en El doble sacrificio, encontramos de nuevo el problema de la crisis sacerdotal, aunque en el caso del padre Enrique y Doña Luz, el autor se decidirá por una solución mística.