Comparado con Richard Ford y Alice Munro, la aparición de David James Poissant produjo una conmoción literaria en los Estados Unidos. Sus cuentos se inscriben en esa gran tradición que incluye a Antón Chéjov y Raymond Carver, una tradición que siempre suele darse por concluida, hasta que aparece un nuevo escritor y la revitaliza. Es lo que sucedió con este libro.
El cielo de los animales es un deslumbrante volumen de relatos sobre personas agobiadas por la pĂ©rdida, la culpa o lo implacable del amor. Padres que han roto la relaciĂłn con sus hijos y descubren demasiado tarde el daño que han hecho, matrimonios envueltos en el desasosiego, hermanos que dejaron en el olvido la complicidad y ahora deben purgar ese rencor, amistades que un dĂa son puestas a prueba y dejan paso a la traiciĂłn. Vidas que no están a la altura de las emociones que generan, donde la presencia de un animal recuerda la existencia de lo inesperado, lo lĂşdico, lo brutal.
Con una escritura lĂmpida, que sabe ser quirĂşrgica y no escapa al humor, Poissant narra historias al lĂmite, sacudidas por la impiedad y la tristeza. No deja de ser extraño que al terminar de leerlo el sentimiento sea de felicidad. Es el efecto que depara un hallazgo literario.