La filosofía del lenguaje constituye un reto para los teólogos a la hora de formular con mayor rigor el anuncio del misterio. Cuando se descuida esta tarea, la teología puede correr el riesgo de caer en la ambigüedad, en la retórica, en la deformación de las expresiones de la fe o en la carencia de su significatividad. Hablar de Dios siempre resulta difícil. Hoy en día ciertas formas del lenguaje religioso cristiano han entrado en crisis. En esta obra el autor reflexiona sobre las causas de esta crisis: la filosofía analítica, el secularismo, la desmitificación, la falta de experiencia religiosa y la increencia como forma de vida, entre otras. El autor intenta mostrar la validez y significatividad de los lenguajes de la fe, analizando sus características peculiares desde la teoría de los actos de habla. Muestra, asimismo, cómo algunas categorías de la actual filosofía del lenguaje ayudan a anunciar el misterio de Dios en el mundo de hoy y propone una serie de aplicaciones de la teoría de la acción comunicativa a los lenguajes de la Escritura, de la liturgia y de la catequesis.