Una muñeca a la que le han arrancado los ojos es abandonada en un hospital. Al mismo tiempo, el multimillonario Déravans, quien quedó ciego a causa de un accidente de tráfico, podría recuperar la vista mediante una intervención que sólo el doctor Linden, amenazado de muerte si se atreve a llevarla a cabo, es capaz de realizar. Jelling, un empleado de la Policía de Boston que cuenta con una sorprendente habilidad para recordar delitos y perfiles de criminales, tendrá que seguir las huellas de un crimen que aún no ha sido cometido para evitar un posible homicidio. Sirviéndose de la tensión inducida al lector a través de inquietantes señales casi imperceptibles y de la originalidad de la trama, Scerbanenco vuelve a lograr que el lector perciba el angustioso hedor "a salvaje, a jungla" que transmite La muñeca ciega.