La intoxicación por la presencia de residuos de plaguicidas en productos agrícolas ha sido reconocida como un problema de salud pública en el mundo. Estos residuos pueden encontrarse en los alimentos que se consumen, el agua que se bebe y el aire que se respira. En el caso particular de los alimentos contaminados con residuos de plaguicidas organofosforados, su procesamiento no garantiza la eliminación completa de estos, lo que expone a los consumidores al desarrollo de enfermedades crónicas por su acumulación y por la biomagnificación de algunas de estas moléculas a lo largo de la vida. Todas las especies de crucíferas son afectadas por problemas fitosanitarios que derivan en el uso intensivo de plaguicidas como medida de manejo.