Un orfebre lisboeta tiene su próspero negocio en el centro de la ciudad, pero sufre muchos disgustos con el zascandil de su hijo. Cuando el muchacho llega a la adolescencia, los contratiempos en la familia se agravan y además en su negocio, le surgen bastantes dificultades por la convulsa situación social y política que se da en Portugal en el primer tercio del siglo XIX.
La amenaza de guerra civil y la invasión napoleónica coinciden con el final de la adolescencia del chico, que muestra una conducta cínica y desvergonzada. El orfebre, buscando soluciones con desesperación, decide emigrar a España y traslada su negocio a Algarrobares. Con muchos esfuerzos pone en funcionamiento su orfebrería, pero no consigue mejorar el comportamiento de su hijo, que termina siendo un individuo cruel y desalmado, que le hace sufrir lo indecible.