Mira como una mujer y pinta como un hombre. Eso decĂan de la vanguardista francesa Ămilie Charmy en pleno siglo XX, o de la española Elena Brockman, una de las pocas artistas con obra en el Museo del Prado. Esta frase condensa muchas de las claves para entender la difĂcil aceptaciĂłn en torno a la actividad artĂstica femenina a lo largo de la historia. Ese silencio es posterior a sus creaciones: si tras las guerras la historia la escriben los vencedores, los manuales de arte solo se escribieron desde una perspectiva masculina. Pero, Âżacaso no se expresaron las mujeres desde el inicio de los tiempos? El historiador Manuel JesĂșs RoldĂĄn reconstruye la Historia del Arte siguiendo el orillado rastro de las artistas que en todas las Ă©pocas y por todos los continentes pintaron, esculpieron, diseñaron o fotografiaron con una misma aspiraciĂłn inherente al ser humano.