La revista Eco de la librerĂa y galerĂa de arte Buchholz de BogotĂĄ presentĂł en junio de 1969 el texto de Ernesto Volkening sobre
Amberes, su ciudad natal, con el que poco mĂĄs tarde iniciarĂĄ su libro Los paseos de Lodovico:El señor Karl Buchholz, galerista, comerciante y el librero que mantuvo la publicaciĂłn mensual de Eco durante veinticinco años, se refiere a don Ernesto al ocurrir su muerte, en 1983 âuna pĂ©rdida grande para nuestro mundo intelectualâ, como «pensador y artista», un escritor profundo «de un gran conocimiento del
movimiento literario de nuestro sigloâŠÂ»1.
VeintiĂșn años antes, don Ernesto publicaba «Dos figuras arquetĂpicas de la Edad Media», su primer ensayo en la revista, en la que habĂa «colaborado asiduamente como traductor», y de la que serĂa su director durante dos años, tiempo que aĂșn no hemos terminado de asimilar2 . Else Goerner, jefe de RedacciĂłn, asĂ lo presentĂł en aquel enero de 1962:Todo cuanto escribe don Ernesto tiene un tramado personal [ XI ] âÂĄmuy personal!â y un entramado de tiempos que enriquece y abisma el tema que trata. En la primera noticia sobre Ă©l, que nos da la revista Eco, doña Else menciona aspectos de su formaciĂłn que ya hemos olvidado. Su conocimiento de la Ley, o, mejor, de su difĂcil y muy accidentado
quijotescoâ nacimiento, y legitimaciĂłn imposible en medio de intereses encontrados3; la temprana vocaciĂłn literaria de quien hoy conocemos exclusivamente como ensayista âcomo si este no fuese un gĂ©nero literarioâ4 y su prolongado estudio (1947-1961) de las estructuras narrativas creadas o desarrolladas por el cine5. Pero ninguna de las tres fue olvidada por el ensayista. Todo lo contrario.