Caracas, esa "pelĂcula abrumada de asesinos en serie, superhĂ©roes y archivillanos", es el escenario, siempre nocturno, a la vez que protagonista, donde se recrean estas historias bajo una premisa confesa de su autor: "necesito contar esta historia. Necesito inventarla. MĂĄs bien torcerla y concluirla (âŠ) Necesito llenarme las manos de tinta. De la tinta imaginaria de la escritura. A ver si con la tinta lavo el ardor de mis manos".
Entre asesinatos, venganzas personales, situaciones surreales, irĂłnicas y risibles, Fedosy Santaella le da carta abierta al lector para convertirse en el detective privado de estos relatos, para escudriñar en la intimidad mĂĄs sĂłrdida de los habitantes que, puertas adentro, son parte del exceso, la violencia, la aniquilaciĂłn, el extrañamiento, colocĂĄndose en el lĂmite de una explosiĂłn que no se ve venir, de un Apocalipsis como presagio.