Para ahuyentar el tedio que padece desde la muerte de su marido, una mujer de mediana edad decide dejar la casa de campo donde ha vivido durante años y trasladarse a la ciudad. Chabacana, mandona y sumamente quisquillosa, sobre todo en lo que respecta a sus hijas, traba amistad con la enigmĂĄtica Scilla, y pronto las dos mujeres planean abrir juntas una galerĂa de arte. Sin embargo, la aparente seguridad de la protagonista, que se dirĂa bordea la soberbia, no la libra de ciertas decepciones⊠Una de las obras mĂĄs celebradas de Ginzburg, llena del humor, la perspicacia y el irrenunciable realismo moral que tanto han aplaudido generaciones de lectores.
«En la peculiaridad de esa mirada que recoge y cose los jirones estĂĄ precisamente el secreto de la vitalidad creativa de Natalia Ginzburg, y tambiĂ©n en su capacidad para elevar el tono menor a categorĂa universal».
Carmen MartĂn Gaite
«Natalia Ginzburg fue fantĂĄstica en todo. Todo lo conocĂa y lo comprendĂa bien, todo sabĂa plasmarlo con plasticidad y buen ojo psicolĂłgico. TenĂa fuerza, naturalidad, sutileza, inteligencia, convicciĂłn, ternura, indignaciĂłn y gracia (o todo a la vez) para contarlo todo. Soy adicto a esta autora, la verdad».
Manuel Hidalgo, «El Cultural»
«Es difĂcil hacerse con el secreto de la prodigiosa prosa de esta mujer. Sus textos funcionan a base de acumulaciĂłn, como una letanĂa. Y de pronto, se produce el milagro, en la sencillez se abre el abismo, el lector cae dentro de la herida abierta, sorprendido, conmovido».
Elena Hevia, «El Periódico»
«La prosa de Natalia Ginzburg, siempre poderosa y deslumbrante, permite retratar la realidad que percibĂa con gran sensibilidad y honestidad, y le han permitido trascender con sentido de permanencia mas allĂĄ de su Ă©poca. Es el caso de Sagitario, la autora nos ofrece un ejemplo del encanto de su narrativa breve narrada con un lenguaje directo y hermoso».
Francisco Millet, «La Opinión de Målaga»