"Me gusta leer las historias de Unamuno porque me atrapan sus personajes de boca floja y ruda. Le pongo Seguir a este nuevo libro de uno de los escritores más interesantes de este siglo, porque no es políticamente correcto, pero sin volverse torpemente provocador o, peor, vulgar. Hago clic en el corazón de estos cuentos, porque en sus narraciones no hay anécdota circunstancial o paisaje de costumbres, sino que siempre asistimos al desarrollo de un plan, como en las novelas de Roberto Arlt. Así escribe Unamuno, quien no precisa fingir literatura, sino que la escribe y esto lo vemos en la complejidad de los diferentes narradores que utiliza, aunque con una invariante: el relato corre con prisa, mientras leemos tenemos la sensación de que algo vertiginoso nos lleva hacia adelante, pero la mirada narradora no se apura y se detiene en cada pincelada, casi como una fuerza contraria" (Del prólogo de Luciano Lutereau).