Óscar Cullmann (1902-1999) ha sido uno de los grandes teólogos cristianos del siglo XX. Profesor de la Universidad de Basilea y de La Sorbona de París fue promotor de una "teología de la historia de la salvación" a la que dedicó tres obras fundamentales, Cristo y el tiempo (1946), Cristología del Nuevo Testamento (1957) y La salvación como historia (1965), que fueron y siguen siendo obras clave para interpretar y vivir el evangelio. Aunque influenciado por teólogos de corte ultra-liberal como Rudolf Bultmann y Albert Schweitzer, puede decirse que Oscar Culmann fue un teólogo moderado. Su confianza en el Jesús histórico y en sus palabras recogidas en los evangelios fue absoluta, su fidelidad al principio reformado de "sola scriptura" irrevocable, y siempre se mostró contrario a la influencia helenista en el cristianismo, considerando que la Iglesia habría devaluado el mensaje cristiano interpretándolo a la luz de la filosofía griega; su Cristología del Nuevo Testamento es rotunda en este sentido. Bultmann es considerado el teólogo de la desmitificación, con Cullmann estamos ante el teólogo de la deshelenización. Pero sin duda la labor más importante del gran teólogo suizo-francés fue su enfoque ecuménico. Mucho antes de que se hablara de ecumenismo, ya en 1920 comenzó a luchar incansablemente dentro de la Iglesia Luterana, a la que pertenecía, para aproximar el pensamiento teológico entre católicos, protestantes y ortodoxos. Toda su obra teológica estuvo encaminada a trazar un camino de búsqueda y diálogo fecundo entre las iglesias, en línea de reconocimiento mutuo y de compromiso evangélico. Tanto él mismo como otros teólogos han calificado su cristología como ecuménica en sus planteamientos, y válida para todos los tiempos y para todas las iglesias. En esta línea, el presente libro es un trabajo expositivo y crítico, comparativo y proyectivo de la obra teológica de Cullmann.