El propósito de la obra está indicado por el subtítulo: la filosofía de la historia descansa sobre presupuestos teológicos generalmente ignorados o negados. Löwith no pregona el retorno a una visión teológica de las cosas humanas; somete a examen crítico las bases comunes de la teología y de la filosofía de la historia, y apela a una interrogación de los fundamentos metafísicos que han pasado desapercibidos para la racionalidad occidental.