La vida es una fusión de lo que pasa por la mente de las personas y de lo que ocurre alrededor. Constantemente aprendemos a fuerza de contrastar nuestros pensamientos con nuestras acciones u omisiones y estas con la realidad que percibimos como consecuencia de ello. El protagonista de Segundos de miel puede resultar desconcertante. Es solitario y, a la vez, no pone límites ni a su imaginación ni a su idea de una sociedad más amable; observa la vida y la experimenta con todas sus consecuencias, aun a riesgo de sufrir por quien haga falta, pues el amor no puede tener condicionantes. Cada paseo por su ciudad, Madrid, lleva una historia detrás en la que personajes sin conexión alguna convergen en su corazón.