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Víctor y compañía 11: Vacaciones, no gracias

Lydbog


Víctor y sus amigos tienen por delante la perspectiva de dos semanas de vacaciones. Qué bien, ¿no?

Pues en realidad no, porque Víctor no esperaba nada muy prometedor. Sabía muy bien lo que venía con las vacaciones: las prisas y las carreras por la casa antes de salir, su padre, preocupado por que sus compañeros de la Caja de Ahorros hagan alguna trastada, el viaje metidos todos en el coche como en una lata de sardinas, y la constante advertencia... "Víctor, no te vayas donde no cubre", "Víctor, no molestes a los señores con la pelota", "No, otro helado no, que ayer ya tomaste uno y te va a dar una indigestión..."

Nada que no conociese de antes.

Lo que sí era terrible era la perspectiva de estar sin Patricia, Lucas y Matías, sus mejores amigos, durante estas dos semanas.

Este audiolibro está narrado en castellano.

"Los mayores están locos, locos, locos".

Es lo que piensa Víctor porque por mucho que se esfuerza y trata de ayudar a todos los que le rodean, parece que las cosas nunca le salen como él las planea.

En su casa ve a sus padres siempre preocupados por sus travesuras, a sus hermanos Georgina y Quique obsesionados con los chicos (la una) y con las chicas (el otro), quejándose y echándole la culpa de todas sus desgracias, a sus vecinos que se apartan cuando le ven bajar las escaleras...

Pues eso: "los mayores están locos, locos, locos".

Jordi Sierra i Fabra nació en Barcelona el 26 de julio de 1947.

Es conocido por su obra como escritor de literatura infantil y juvenil y su trabajo como periodista musical. Su vocación de escritor es clara y firme desde muy temprano: confiesa que dio sus primeros pasos con tan sólo ocho años de edad y a los doce años ya escribió su primera novela larga, de quinientas páginas.

Pese a su clara vocación no contaba con la aprobación o el entusiasmo de sus padres, quienes al acabar el bachillerato le obligaron a trabajar en una empresa de construcción durante el día y a estudiar para ser aparejador durante la noche.

De su infancia ha dicho que "fui tres veces reprimido: por mi padre, por el régimen y por la escuela franquista".

Aún así, su determinación y su tenacidad son más fuertes que cualquier obstáculo y sus insistentes cartas semanales a la cadena de radio Cadena Ser le llevaron a convertirse en uno de los fundadores de la revista "El Gran Musical" en 1968.

En 1970 pudo abandonar los estudios para convertirse en comentarista musical, lo que le permitió viajar por todo el mundo con grupos y artistas del momento mientras cubría sus actuaciones y escribir reportajes.