Sociedad y Religión

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Este libro propone una historia cultural de prácticas espirituales y ensayos que demuestra que las autoridades epistémicas se establecieron como árbitros de validación y aceptación de saberes esotéricos. Aunque el arco del debate produjo una gran variedad de interpretaciones, el propósito aquí es examinar cuáles fueron los alcances y las implicancias de estas controversias; qué grado de éxito –si lo hubo– tuvieron sus apologistas al proponer una validación científica de las creencias espiritualistas e insertarlas como asignatura de interés en espacios académicos; qué impacto tuvieron tales debates en el ámbito médico; por qué el Estado argentino llegó a involucrarse al punto de someter a los espiritistas practicantes a controles sanitarios en el ejercicio de sus prácticas religiosas; y qué motivaciones –en forma individual o colectiva– impulsaron a sus principales proponentes a la organización de presentaciones públicas y entrevistas en los medios de prensa (en particular gráficos) para divulgar conocimientos, resultados y beneficios resultantes de tales prácticas.

En el primer período de análisis, entre 1880 y 1920, se hace visible el impacto de las ideas del magnetismo animal en el seno de la doctrina espírita, que sedujo a físicos y químicos para validar el positivismo dentro del espiritismo mediante el empleo de tecnologías. En el segundo, entre 1920 y 1946, comienzan las disputas entre espiritistas y médicos en el contexto del higienismo y la teoría de la degeneración, los espiritistas fueron considerados agentes susceptibles de atención sanitaria por alienistas y psiquiatras, así como también se prestó atención a la investigación de los médiums en contextos académicos. Entre 1946 y 1953, las tensiones pusieron de manifiesto la preocupación de agentes del gobierno cuando se creó el Instituto de Psicopatología Aplicada para ejercer un control sobre las prácticas espiritistas. El eje del debate se desplazó entonces hacia la organización de un modelo sanitario que ponía foco en la supremacía del saber médico para controlar la condición sanitaria de los médiums. Finalmente, durante el posperonismo, el espiritismo confrontó una crisis con la psicología en un contexto de cambios culturales y se pretendió instalar la parapsicología como un área de interés dentro de la emergente psicología.

A lo largo de este circuito de ochenta años, desde el desembarco del espiritismo a fin del siglo XIX hasta la década de 1960, religiosos y médicos en particular disputaron un conflicto cuyas tensiones están documentadas en estas páginas.