Este entrante del golfo de Alaska cuajado de islas, bautizado con el nombre de un prĂncipe britĂĄnico del s.xviiialberga escarpados fiordos, numerosos glaciares alpinos, una extraordinaria vida animal y tres localidades Ășnicas que son la antesala de innumerables aventuras. El trĂĄfico local de cruceros es mĂnimo, lo que le otorga una autĂ©ntica sensaciĂłn de aislamiento.
La mejor base para viajeros es Valdez, localidad rodeada de espectaculares montañas, famosa por la pråctica de heliesquà y remo por sus azules aguas. Estå conectada a la red de carreteras por la Richardson Hwy y ha sobrevivido dos desastres durante el s.xx, un derrame de petróleo y un terremoto. Cordova, mås aislada, es una comunidad de pescadores con fantåsticas oportunidades para observar aves y realizar excursiones por las montañas Chugach. En el extremo occidental se halla Whittier, extraña localidad nacida de la necesidad en época de guerra que es a la vez espantosa y maravillosa, evocadora y sobrecogedora. Se llega fåcilmente desde Anchorage.
âą Escuchar los crujidos de los icebergs mientras se rema por los alrededores del Glaciar Columbia, uno de los mayares glaciares alpinos de Alaska.
âą Salir de Whittier para ir en kayak en la bahĂa de Blackstone o hacer turismo entre animales, cascadas, icebergs y las fabulosas fuerzas de la naturaleza.
âą Hacer un 'crucero' econĂłmico en un ferri de Alaska Marine Highway por una zona en la que pocos cruceros se aventuran.
Incluye: Valdez, Cordova, Whittier.