Publicado originalmente en 1985 y traducido por primera vez al español, este libro se cuenta âa la par de Vigilar y castigar, y CĂĄrcel y fĂĄbricaâ entre los clĂĄsicos para pensar la historia de la penalidad y, a partir de ella, entender las formas que asume el castigo en las sociedades contemporĂĄneas. David Garland pone el foco en el pasaje de la penalidad del siglo XIX a la del siglo XX: ese momento de transiciĂłn entre un sistema que concebĂa a los infractores como individuos libres y responsables que, sin importar sus condiciones de vida, habĂan elegido apartarse de las normas, y un sistema que, al identificar las razones del delito en un orden social problemĂĄtico que debe ser reformado, contempla, mĂĄs que el castigo, la posibilidad de rehabilitar y corregir a los desviados.
El autor explica el surgimiento de lo que llamarĂĄ "el complejo penal-welfarista", toda una serie de prĂĄcticas e instituciones especĂficas (desde las escuelas reformadoras e industriales hasta los asilos especializados para ebrios, desde la suspensiĂłn del juicio a prueba hasta los institutos para menores) que, entre el Estado y las organizaciones de caridad, se ocuparĂĄn de seguir los casos especiales: los jĂłvenes, los niños, los enfermos mentales, los alcohĂłlicos, los discapacitados, los inaptos para el trabajo.
Garland propone aquĂ un trabajo fascinante y preguntas que tocan el presente: Âżpor quĂ© el programa reformista fracasĂł en su propĂłsito de rehabilitar a los delincuentes y de prevenir el delito? ÂżHasta quĂ© punto resignĂł su impulso inicial de cambio social para convertirse en un sistema de control burocrĂĄtico y profesional de la criminalidad? ÂżEn quĂ© medida obturĂł otras alternativas, ligadas a la redistribuciĂłn bĂĄsica de la riqueza y el poder, o a formas de previsiĂłn social basadas en derechos? ÂżCĂłmo podrĂa construirse hoy un sistema penal progresista que no caiga en las mismas contradicciones?